Frasin me preocupa. Hace dos noches José envió cinco soldados a la estación-bar «La iguana» para sacarla de allí antes de que ocurriera algo peor. Los soldados la encontraron sentada entre unos contenedores en el parking, borracha y con algunos golpes. La pelea la había empezado ella, dos hombres habían quedado inconscientes, otro con un brazo roto por el hombro y un cuarto con dos disparos en la pierna derecha. Era la cuarta pelea que empezaba este mes y José empezaba a perder la paciencia. Desde que terminó la guerra y volvio del frente no ha vuelto a ser la misma, y tampoco me atrevo a leer su mente cuando la recogemos así.